A días de un hito histórico para los radioaficionados: 19 años del lanzamiento del primer satélite argentino

Un acontecimiento, una historia matancera

Dentro de un mes y unos días se cumplirán 19 años de un acontecimiento
tecnológico de importancia para la república Argentina y para La Matanza en particular.

A comienzo del año 1988 forme parte de un equipo de amantes de las
comunicaciones (todos radioaficionados) y soñadores. La propuesta era clara, fabricar y poner en órbita un satélite de comunicaciones.

Por aquel entonces las posibilidades tecnológicas, comparada con las de hoy,
eran muy escasas. Tan solo pensar que apenas estábamos cambiando la Commodore 64 por las recién aparecidas PC´s de capacidad muy limitadas, hablo de aquellas XT con floppys de 5 1/4, memoria de 64 Kb y en muchos casos sin disco rígido.

La idea era comunicar por medio del recientemente explorado protocolo AX-25 las computadoras en cualquier parte del planeta por medio de un satélite de órbita baja (850 Km de altura) y que circundara la tierra en períodos determinados por su órbita.

Sobre los finales de la década del 80 nuestro país no contaba con satélite alguno en órbita, por lo tanto esta misión era todo un reto y compromiso al mismo tiempo.

Todo este emprendimiento lo hicimos dentro de una asociación llamada AMSAT Argentina, de las siglas AMateur SATelite. Esta organización es de carácter mundial y nuclea a todos los radioaficionados que se interesan por las comunicaciones vía satélite.

Al enterarse los radioaficionados de AMSAT EEUU de nuestro proyecto, nos invitan a participar junto al que ellos estaban emprendiendo, la idea era aunar esfuerzos en pos de optimizar recursos tecnológicos y humanos en la fabricación de microsatélites.

Es así que nos pusimos a trabajar para concretar el proyecto al que decidimos llamar LUSAT-1. Este nombre se desprende del indicativo que todas las licencias de radio argentina poseen, es decir, LU, obviamente SAT de satélite y -1 por ser este el primer satélite que fabricaríamos.

A la iniciativa de trabajar en conjunto se sumo Brasil con un satélite denominado DOVE, e Inglaterra con dos pertenecientes a la Universidad de Surrey. La gente de los EEUU también trabajaban en dos satélites, uno de AMSAT EU llamado PACSAT-1 y el otro de una escuela secundaria del mismo país, la Webber State Colege, llamado WEBBERSAT-1.

Todos los satélite eran de características similares, excepto el de Brasil, denominado DOVE, el que tenía por misión transmitir a tierra palabras de paz realizadas por niños de todos los países en sus idiomas nativos.

Con nuestro satélite se contabilizaban 6 y como era de suponer el segundo problema era como llevarlos al espacio todos al mismo tiempo. Si bien la tecnología empleada era la de microsatélites, es decir que los satélites LUSAT-1, PACSAT-1, WEBBERSAT-1 y DOVE medían 23 cm por lado, conformando un cubo,
y los de Inglaterra que eran un poco más grandes, no significaban un volumen importante, pero ningún vector espacial (cohete comercial) subiría para llevarnos a nosotros solos.

Por esa razón nos pusimos en contacto con la empresa ARIANE ESPACE que es la empresa europea del espacio, la que tiene su base de lanzamiento en Couru, Guyana Francesa al norte de Sudamérica. Esgrimiendo la teoría de que cada vez que lanzaban un cohete, llevando un satélite comercial al espacio, debían cargarlo con bolsas de agua para lastrar el cohete adecuadamente, bien podríamos ir nosotros con nuestros satélites en vez de esas bolsas de agua y además eso significaría una experiencia única para esa empresa ya que
ese sería el primer lanzamiento múltiple realizado por ellos.

Luego de unos meses angustiosos esperando la respuesta, esta llego diciéndonos que si, pero que debíamos hacernos cargo de la construcción del acople para los satélites y que consistía en un aro metálico que rodeaba la ojiva principal donde irían montados los 6 satélites, mientras que el principal iría en el centro, el SPOT 2, y el motivo por el cual el cohete era lanzado.

Para ese entonces yo había pasado de ser coordinador del proyecto LUSAT a ser el director de dicho proyecto. Al mismo tiempo se me encomendó la construcción de un transmisor para la baliza de ingeniería. Esta baliza tenía, y aún tiene, por misión transmitir a la estación de control el estado del satélite para que esta pueda obrar en consecuencia.
Transmisor de CW de la baliza del LUSAT-1

Toda la tecnología empleada se pensó para un funcionamiento de apenas 2 años
y que luego de eso el satélite dejara de funcionar por que sus baterías no admitirían más carga desde los paneles solares del satélite, pero a pesar de cumplir 19 años, el transmisor construido en la localidad de Villa Madero partido de La Matanza, aún sigue informando de la situación del satélite, claro, solo cuando el Sol ilumina los paneles solares y estos le entregan la energía suficiente para accionarse.

Luego de unas cuantas peripecias llegamos al día 20 de enero de 1990, momento en el que aguardamos el lanzamiento del cohete ARIANE en su misión V-35. Estando la estación de control principal en mi casa de Villa Madero, esperábamos el momento en que pudiéramos encender y poner en marcha nuestro satélite.
Lanzado el cohete y sobre Terranova, comienza la secuencia de separación de todos los satélites a una separación de 1.25 segundos, siendo el LUSAT-1 el último en ser separado de la nave portadora. Era ya el día 21 de enero de 1990.

En ese instante nuestro satélite paso a identificarse internacionalmente como LO-19 y pasando a ser de esta manera el primer satélite que nuestro país tenía en órbita, ingresando así la Argentina en el selecto club de países con satélites en órbita.

Luego de unos cuantos minutos, casi 30, el satélite LUSAT-1 se aproximaba por el sur y estando ya sobre nuestra Antártida comenzamos a dispararle la secuencia de encendido. Me acompaño en esa misión Osvaldo Gago (lu9eoh), quien representaba a la parte administrativa de AMSAT Argentina y que junto a él apretamos el botón de encendido.

Estación de control del LUSAT-1 en Villa Madero, La Matanza momento del encendido del LUSAT-1.

Hasta ese momento todos los satélites venían apagados y nosotros seríamos los
primeros en encender nuestro satélite, pero desde Couru, base de lanzamiento
del cohete ARIANE, nos decían que no lo hagamos ya que los restos del cohete portador aún se encontraban muy cerca y que nuestra frecuencia de encendido se encontraba muy próxima al sistema de destrucción del cohete.

Esperar a la próxima órbita para encender nuestro LUSAT-1 podía significar la perdida de la nave por exceso de frío ya que la electrónica de abordo dejaría de funcionar por baja temperatura y por lo tanto no lo recuperaríamos más. Al encenderlo la temperatura de sus componentes electrónicos compensaría el frió existente en el espacio. Está demás decir que la responsabilidad era muy grande
y que Osvaldo y yo la asumimos como tal pulsando el botón de encendido sin importarnos las consecuencias, era a todo o nada.
Como respuesta obtuvimos el "Aquí estoy" de nuestro satélite y nada exploto, el resto de los satélites luego fueron puestos en marcha minutos más tarde, funcionando todos sin excepción alguna.

Y este fue el resultado:


Autor de la nota: Rubén Omar Ferreiro (lu6dyd)
Material extraído del grupo LUAPRS - www.aprs.com.ar